Hola y bienvenidas/os.
Como ya se habrán dado cuenta, “Vidas en prosa” es un blog de historias en prosa.
En este espacio encontrarán historias ficticias inspiradas en personas reales, pero también historias reales con pinceladas de fantasía. Son ustedes los que decidirán dónde colocar la barrera, distinguir lo falso de lo real. O quizás elijan no marcar ninguna división, no ponerse inútiles interrogativos y solo se concentren en disfrutar la lectura y recibir todo lo que estos cuentos tengan para entregar. Es la opción que sinceramente les recomiendo.
Ahora es probable que se estén preguntando: “Ok, está bien. Pero, ¿de qué tratan los relatos?”. La respuesta es más sencilla de lo que podrían sospechar. Hablan de personas. Personas comunes y corrientes. Personas con defectos y moretones, por los golpes que la vida les ha infligido. No son modelos ni intelectuales, no han ganado premios y difícilmente aparecen en los medios de comunicación. El tiempo en el que viven es deliberadamente indefinido, así como el lugar. Lo importante no es saber dónde se encuentran, sino que podríamos encontrarlas en cualquier lado. Son personas que se han enfrentado al mundo en toda su brutalidad y frialdad, y aunque hayan visto apagarse una a una sus ambiciones, ellas mismas son la luz. Sieguen siendo humanas, y también nos recuerdan lo que es “humanidad”, con todos sus lados positivos y negativos.
En este sentido, mi blog se caracteriza por ser un “anti-instagram”, por lo que si buscan identificarse con individuos que tienen vidas espectaculares y soñar a ojos abiertos en convertirse en uno de ellos, les advierto que este no es el espacio adecuado. Pero sí les prometo que aquí encontrarán la belleza, aunque no en la forma clásica bajo la cual más se la conoce.
Cuando pasamos al lado de las personas que inspiran mis historias, solemos seguir de frente sin voltear la mirada. O peor aún las ignoramos, cuando está claro que necesitan de nuestra ayuda, prefiriendo mirar a otra parte. Este es precisamente el objetivo con el que nace este blog. Mostrarles lo que verían, si decidieran no dejar de mirar. Si eligieran llegar dos minutos tarde a esa cita, con tal de dirigirle una simple palabra a quien está sentado a su costado. Una palabra que les diga entrelíneas: “¡Te veo! ¡Existes!”. No imaginan lo hermoso que sería… aunque ahora pueden leerlo. Con la esperanza de que estas «historias inspiradas», te inspiren a ti también.
E.
¿Qué esperas? ¡Empieza a leer!